por Maribel Alcolea Hernández
Son múltiples los estudios que demuestran que el aprendizaje musical en la infancia, mejora capacidades como la lectura, o la lógica matemática y enriquece la manera de estructurar el pensamiento, al tiempo que potencia la creatividad y la imaginación de los niños. Y a la vez es una vía para canalizar sus emociones y desarrollar su sistema psicomotor.
Las teorías de Gadner[1] son un ejemplo de ello. Según éste, cuando un niño toca un instrumento musical debe leer y procesar todos los signos musicales, con lo cual utilizará el lado izquierdo del cerebro porque es el área que se activa con el habla, con la lectura y con la escritura. Simultáneamente estará utilizando el hemisferio derecho, el cual se asocia con el sentido musical, la intuición, el sentido artístico y la imaginación (cada elemento musical se sitúa en un área concreta del cerebro).
Cuando escuchamos música, cantamos o bailamos, se va poniendo en marcha un hemisferio u otro dependiendo del área del cerebro que se pone en cacción.
Los músicos, cuando tocan un instrumento y a su vez leen los signos del lenguaje musical, escuchan lo que tocan, y todo el proceso que ello conlleva, tanto físico como a nivel intelectual, produce una intercomunicación entre ambos emisferios.
[1] Howard Gardner: Psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de “las inteligencias múltiples”, la que lo hizo acreedor al Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2011.